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Cuando he vuelto a casa de buscar comida en la tercera gasolinera me he encontrado con la puerta reventada, alguien ha destrozado el cierre con un martillo enorme, una maza o algo contundente. Por suerte, estaba preparado. Esta vez nadie iba a perturbar mi búsqueda de alimentos y agua. Antes de salir de casa he cogido todos los cubiertos de la cocina y me los he llevado, cucharillas de café incluidas. La verdad es que no he tenido la sensación en todo el día de que supiera qué hacer exactamente con la cubertería en el caso de sufrir otro ataque, u otro encuentro inesperado. Desafortunadamente, esto no es un pueblo perdido en el corazón verde de los Estados Unidos de América: no guardo una semiautomática o un rifle debajo de la cama. Tampoco tengo un bate de béisbol detrás de la puerta del dormitorio para usar en caso de allanamiento de morada. Ni siquiera puedo asaltar una armería en caso de batalla campal. No obstante soy un tío muy nervioso con muchos cuchillos de cocina guardados y dispuesto a lanzarlos a quien sea. Y tengo un hambre de tres pares de cojones, y sed. Esto pensaba.

Esto pensaba cuando llegué a casa y se me cayeron figuradamente los huevos al suelo al ver la única frontera que separaba la civilización de la barbarie totalmente destrozada. Deseaba encontrar con las manos en la masa a quien quiera que estuviese allí dentro buscándome. ¿Pero qué pasaba si no estuviera dentro? ¿Y si ahora mismo está dentro aguardando el momento oportuno para abalanzarse sobre mí y matarme? ¿Por qué cojones iba a querer matarme nadie? ¿Por qué cojones iba a yo a querer matar a nadie que me encontrara por la calle? Estoy buscando gente a través de Goohoo pero cualquier evidencia de vida humana a mi alrededor la convierto en un motivo para estar alerta. ¿Es esta paranoia fruto del pinchazo? Ya no tengo el escozor en ninguno de los dos, pero lo mantengo dentro de mí. El escozor se ha sumergido en mi cuerpo y sé que puede volver cuando menos lo desee. Sé que no hay nadie en casa, por eso me he sentado delante del ordenador, aún con la puerta por colocar. Está todo intacto. Ahora voy a girarme y esperar, con todos los cuchillos en las manos, a qué venga quien tenga que venir. Si antes no me vence el sueño. O me maten. Hasta mañana, espero.

Jordi

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